REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Pitahaya (Hylocereus spp.) un recurso fitogenético con historia y futuro para el trópico seco mexicano
Pitahaya (Hylocereus spp.) a fitogenetic resource with an history and future for the dry tropic of Mexico
Josefina A. Montesinos Cruz,I Dr.C. Luis Rodríguez-Larramendi,II Dr.C. Rodobaldo Ortiz-Pérez,III M.Cs. María de los Á. Fonseca-Flores,IV Giovanni Ruíz Herrera,I Dr.C. Francisco Guevara-HernándezV
IEstudiante
MCPAT. Universidad Autónoma de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas,
México.
IIProfesor-Investigador. Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas,
Sede Villacorzo, Chiapas.
IIIInstituto
Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), gaveta postal 1, San José
de las Lajas, Mayabeque, Cuba. CP 32700.
IVIvestigador. Red de Estudios para el Desarrollo Rural A.C. Villacorzo,
Chiapas.
VProfesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas, Villaflores,
Chiapas, México.
RESUMEN
Se describen algunos aspectos relacionados con el cultivo de la pitahaya en México. La revisión enfatiza en la importancia de este cultivo, así como su distribución y perspectivas, debido a sus potencialidades para la comercialización y capacidad de aclimatación a ambientes adversos, sobre todo al déficit de humedad en el suelo. Los frutos de la pitahaya se comercializan a altos precios, tanto en mercados locales como internacionales; sin embargo, son escasas las investigaciones sobre su manejo agrotécnico sostenible, sobre todo las relacionadas con el momento óptimo para la cosecha, que permita obtener un producto con mejores propiedades organolépticas para su comercialización a precios ventajosos para el productor.
Palabras clave: aclimatación, comercialización, cultivo.
ABSTRACT
Some aspects regarding with cropping of pitahaya in Mexico are described. The review shows mostly the importance of this culture, aspects like crop distribution and perspectives, because its marketing potentiality and adaptation capacity to adverse environments mainly to humidity deficit on the soil. Pitahaya fruits have a high market price at national and international markets. However it is noticeable the scarce number of researches about the optimum period for fruit harvest and the sustainable agro technical management in order to obtain a product with the better organoleptic properties for the commercialization with better prices for the producer.
Key words: acclimatization, marketing, crop.
INTRODUCCIÓN
Las cactáceas
pertenecen al orden Cariophyllales, donde comparten con otras familias la presencia
de betalaínas (1); son originarias del continente americano y aunque
sus 1500 a 2000 especies se distribuyen desde Canadá hasta la Patagonia,
en México se encuentran entre 550 y 900 en las que se tiene un 79 % de
endemismos (2).
Existen alrededor de 35 especies que tienen potencial como cultivo para la obtención
de frutos, hortaliza fresca o forraje (3), pertenecientes principalmente a los
géneros Hylocereus, Selenicereus, Cereus, Leptocereus, Escontria, Myrtilloactos,
Stenocereus y Opuntia. El género Hylocereus con 16 especies reconocidas
es el cactus trepador de mayor distribución a nivel mundial (4), presentando
gran polimorfismo en el ADN, lo que implica encontrar una gran variación
de tipos que probablemente corresponden a una misma especie. Se distribuye geográficamente
en forma amplia en sitios donde las condiciones ecológicas son limitantes,
lo cual representa un serio peligro para su sobrevivencia por diversas causas
de origen natural y antropológico (4). El origen de este género
se atribuye a las regiones boscosas del trópico y subtrópico de
México, centro y Sur América (5).
Las especies H. undatus, H. polyrhizus, H. costaricensis,
H. triangularis y H. purpusii, tradicionalmente conocidas
como pitahaya roja, son cultivadas principalmente en Centro América e
Israel (1), en tanto que la pitahaya amarilla Selenicereus spp., con 20 especies
(6), se encuentra distribuida en Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y VenezuelaA.
El uso principal de la pitahaya es alimenticio, sobre todo el fruto, aunque
también se informa el consumo de las flores como legumbre y el de los
brotes tiernos como hortaliza fresca (7). Las semillas son empleadas como probióticos,
por su contenido de oligosacáridos, las cuales pueden constituir un ingrediente
importante en alimentos funcionales y productos nutracéuticos (8).
En esta revisión se presenta información sobre algunas características
del cultivo de la pitahaya (Hylocereus spp.), tanto desde el punto
de vista botánico, como de su manejo, principalmente en lo relacionado
con la cosecha y la poscosecha; así como con su potencial industrial
y las perspectivas de su producción y comercialización, basadas
en la constante actualización con los conocimientos generados por las
diferentes investigaciones sobre este cultivo.
Se pretende de esta manera contribuir a la valoración de este cultivo
y a su conservación; considerando las características adaptativas
que presenta este género a condiciones de sequía y aridez y sus
ventajas para un manejo sostenible, tanto de pequeñas como de grandes
extensiones de cultivo, en diferentes estructuras productivas.
IMPORTANCIA Y DISTRIBUCIÓN EN MÉXICO
La pitahaya es
una cactácea que se ha aclimatado a los diferentes ambientes de México
y de algunos países de Centroamérica (9). H. undatus,
H. purpusii y H. ocamponis, se distribuyen en los estados
de Quintana Roo, Yucatán, Tabasco, Veracruz, Guerrero, Querétaro,
Estado de México, Puebla, Oaxaca, Michoacán, Jalisco, San Luis
Potosí, Colima y Sinaloa (10, 11, 12, 13). De las 31 especies reconocidas
sólo estas tres se han registrado en México (14). La especie H.
undatus se encuentra en forma silvestre en todos estos estados.
México es el centro de origen de algunas especies de cactáceas,
muy utilizadas por sus características como plantas de ornato y, a la
vez, como una fuente importante de alimento, así como para otros usos
como: cercos vivos, medicinales y otros. Su cultivo es una actividad económica
redituable en regiones rurales donde las condiciones climáticas y edáficas
no son favorables para otros cultivos, debido a la escasez de agua y a las características
edáficas de pedregosidad y baja capacidad nutrimental. Dentro de las
cactáceas con gran potencial productivo y económico se encuentra
el género Hylocereus, el cual agrupa especies que presentan diversos
hábitos de crecimiento y tienen frutos que se conocen comúnmente
como pitahayas.
La especie H. undatus tiene una gran importancia económica en
México, sus frutos son muy apreciados por su apariencia y sabor; además
son fácilmente comercializados en mercados locales, regionales y se incrementa
su comercio en el mercado nacional y extranjero (15). Esta planta se puede aprovechar
íntegramente y si bien se destaca por la importancia económica
de sus frutos (16), también se aprovechan los tallos jóvenes como
alimento. El estado de Yucatán en México es el principal productor
de este fruto con rendimientos moderados (17).
CARACTERÍSTICAS BOTÁNICAS
La pitahaya es
una planta perenne, trepadora, epífita que crece comúnmente sobre
árboles y piedras, debido a que no puede sostenerse por sí misma
(18).
Dentro del género Hylocereus, la especie H. undatus, es la más
estudiada, por su amplia variación morfológica, fisiológica
y genética (19). Se han realizado investigaciones con H. undatus,
H. ocamponis y H. purpusii, mostrando que las tres especies presentan
elementos de vaso con placas de perforación simple y punteaduras alternas,
fibras libriformes, parénquima paratraqueal escaso y radios heterogéneos.
La madera es mesomórfica, con variaciones solo en la longitud de elemento
del vaso y el ancho de los radios. Actualmente no se cuenta con suficientes
descripciones anatómicas que permitan apoyar el reconocimiento de las
especies del género Hylocereus presentes en México y su distribución
(20).
Los tallos o cladodios, son suculentos, verdes y fotosintéticos, se caracterizan
por presentar costillas o aristas gruesas que los recorren longitudinalmente.
Las hojas típicas se transforman en acúleos (de 2 a 4 mm) dispuestos
en los bordes, formando fascículos en las denominadas aréolas
(pequeñas almohadillas homólogas de las yemas que originan brotes
e inflorescencias)B.
Las flores son hermafroditas y actinomorfas, se insertan directamente sobre
los tallos, tienen forma tubular, son grandes (de 20 a 40 cm de longitud y hasta
25 cm en su diámetro mayor), muy vistosas, resultando atractivas para
los polinizadores (21), fundamentalmente murciélagos en el caso de las
pitahayas rojas (22); abren solamente en una ocasión en la noche, aparecen
en general solitarias y presentan un periantio heteroclamídeo. El verticilo
sexual masculino lo integran numerosos estambres dispuestos en espiral que producen
granos de polen tricolpados. El ovario del gineceo es ínfero con numerosos
carpelos soldados y unilocular (cubierto de acúleos en el caso de Selenicereus)
que se prolonga en un único estilo con brácteas completamente
verdes o verdes con orillas rojas y pétalos blancos, amarillos o rosados,
el cual contiene numerosos primordios seminales crasinucelados y bigtégmicos,
con largos funículos arreglados en una placentación basal o parietal.
La flor presenta una cámara nectarial (23).
El fruto es una baya globosa o subglobosa (dehiscente en Hylocereus e indehiscente
en Selenicereus), mide en promedio de 8 a 15 cm de largo y de 6 a 10 cm de diámetro,
su pericarpelo es de color rojo o amarilloB.
GERMINACIÓN
El período
para el inicio de la germinación es diferente entre las especies de pitahaya.
En estudios de este parámetro se observaron diferencias estadísticamente
significativas, para dos especies, indicando que la germinación inicia
en el día dos y termina en el día nueve para S. megalanthus y
desde el día cuatro hasta el siete en H. polyrhizus; el mayor
número de semillas germinadas se presenta en los días cuatro y
cinco, con los mayores valores para la especie rojaB.
Las semillas con mayor tiempo de extracción del fruto, presentan menores
porcentaje de germinación, así en las semillas con un día
de extracción del fruto este valor puede disminuir de 75,7 a 7,2 % para
un lote almacenado durante 30 días. La diferencia entre los lotes de
30 y 90 días, puede ser de 0,7 %C.
Bajo condiciones diferentes de temperatura la germinación de las semillas
de pitahaya, disminuye gradualmente y varía con las especies; en H.
undatus y H. polyrhizus del 92 al 67 % y del 96 al 99 %,
respectivamente; en Hylocereu ssp. la disminución a los seis
meses, es del 20 %, y no se produce germinación al séptimo mesB.
VARIABILIDAD GENÉTICA
En estudios de
la variabilidad genética con marcadores RAPD (Polimorfismos en el ADN
Amplificados al Azar) en 50 colectas de pitahaya (Hylocereus undatus
Haworth, Britton y Rose) provenientes de nueve estados de México y una
colecta de Colombia, que se incluyó como testigo, se detectó alta
variabilidad (polimorfismo entre colectas de 92,5 %) en las poblaciones de esta
especie y un grupo de materiales procedente de tres estados que difiere del
resto de las colectas en su genotipo RAPD, lo que sugiere que en México
existe variabilidad genética endémica y que puede considerarse
como uno de los varios centros de diversidad de H. undatus (4).
La demanda creciente de la pitahaya ha propiciado una rápida pérdida
de diversidad, debido a la recolecta de material silvestre en forma desmedida.
Esta práctica exige establecer un equilibrio entre el aprovechamiento
y la conservación, lo cual implica la definición de estrategias
que involucren aspectos ecológicos, tecnológicos y socioeconómicos
específicos para cada región, sobre todo ante la falta entre los
productores, de materiales genéticos seleccionados y de prácticas
de manejo bien establecidasA que les permitan obtener rentabilidad en sus cultivos
y, por consiguiente, elevar su calidad de vida.
Por otra parte, es notable el profundo conocimiento morfológico de los
pitayeros de Tianguistengo, estado de Oaxaca, México, el cual se manifiesta
en el desarrollo de una clasificación y nomenclatura propias, de acuerdo
con criterios de selección tradicionales y diversos, basados principalmente
en caracteres de fruto y tallo de más de 25 cultivares (24).
ADAPTABILIDAD A FACTORES ADVERSOS
La pitahaya (Hylocereus
undatus Haw.) es una cactácea nativa de América, cuya adaptabilidad
a diversas condiciones ambientales ha favorecido su introducción a países
con marcadas diferencias en clima y suelo (25).
Como especie xerofítica -adaptada a ambientes secos y áridos-
ha desarrollado mecanismos encaminados a favorecer la captación de agua
(aparatos radicales muy grandes, con gran desarrollo horizontal), evitar su
pérdida por transpiración (órganos aéreos con reducidas
o gruesas cutículas; bajo número de estomas por unidad de superficie,
presentes en el tallo, entre otras) o favorecer su acumulación gracias
al desarrollo del parénquima acuífero, lo que se manifiesta plásticamente
en la consistencia carnosa casi general de los órganos aéreosC.
El estudio de plantas de pitahaya (Hylocereus undatus) de pulpa blanca
y roja colectadas en el valle de Tehuacán, Puebla y sometidas a valores
de salinidad sulfático-clorhídrica de 2,5, 5 y 10 dS m-1,
demostró que no existen efectos directos en la producción de raíces
y brotes de la planta debido a la salinidad, por lo que se hace evidente la
tolerancia de esta especie vegetal a la salinidad sulfático-clorhídrica
(26).
LIMITANTES
A pesar del incremento
en la superficie cultivada de esta planta en varios lugares del mundo, se ha
estudiado poco sobre algunas limitantes de su desarrollo. Actualmente Nicaragua
ocupa la vanguardia mundial en cuanto a superficie cultivada con 560 hectáreas
(27). La península de Yucatán es la región mexicana con
más superficie cultivada; se estiman más de 300 hectáreas
en producción (27). Desde entonces el estado de Yucatán sobresale
como productor de pitahayaD.
H. undatus por su adaptabilidad se cultiva en diferentes países
de América, Asia, Medio Oriente y países tropicales y subtropicales
del mundoE.
En México, algunos estudios etiológicos sobre la enfermedad ojo
de pescado, causada por Botryosphaeria dothidea, han permitido identificar
a tiempo los síntomas y el método de controlF.
La pudrición blanda de los tallos de la pitahaya (Hylocereus undatus)
es otra enfermedad, que está presente en los municipios de Halachó,
Santo Domingo Maxcanú, Sinanché, Kinchil, Dzidzantún en
el estado de Yucatán, zonas altas productoras de las especies H.
undatus y H. purpusii. En estas zonas la enfermedad se ha encontrado
asociada con dos bacterias, las cuales inducen la pudrición a partir
de los 15 días de su presencia en el cultivo. La especie undatus es la
más susceptible, debido a la deficiencia de Ca y N, lo que favorece el
desarrollo del patógeno. De forma general la severidad de esta afección
en plantas de pitahaya se asocia con deficiencias nutricionales (28).
La antracnosis (Colletotrichum gloesporoides) con una incidencia del
16,6 %, pudrición basal (Fusarium oxysporum) con 29,3 %, daño
por fumagina (Cladosporium) 34,2 %, marchitez (F. oxysporum)
con 36,6 %, pudriciones en penca (F. oxysporum) con 47,5 % y roña
de la fruta con 48 %, fueron reportadas como las enfermedades más importantes
en algunas zonas del paísG.
Respecto a los principales problemas ocasionados por insectos-plaga, la literatura
reconoce, como los más frecuentes, las chinches patas de hoja, conocidas
en Yucatán como “x’kisay” (Leptoglossus phyllopus, L. zonatus
y L. gonagra), el barrenador de tallos y frutos (Lepidoptera, Pyralidae),
el minador de tallos (Lepidoptera, Gracilaridae), Ceratitiscapitata y Anastrephaludens;
las hormigas arrieras o cortadoras (Acromyrmexocto espinosus) y las
hormigas de fuego (Solenopsis geminata), los cuales se combaten principalmente
con productos químicos. Para la pitahaya amarilla en Colombia, es escasa
la presencia de estos agentesB.
PROPAGACIÓN
En la pitahaya,
la principal forma de propagación es vegetativa, a partir de los tallos,
esquejes o cladodios, de manera natural a través de la separación
de los tallos y en el caso de plantas cultivadas, mediante trasplante directo
en el terreno definitivo o su colocación en bolsas con sustrato hasta
la formación de nuevos tallos. También se utiliza el injerto a
partir de vástagos y patrones seleccionados (5, 29, 30).
Las pitahayas también se reproducen por medio de semillas, diseminadas
por aves y otros animales; fundamentalmente murciélagos en el caso de
las pitahayas rojas (31); no obstante, para fines de cultivo, la propagación
sexual no es recomendable, ya que las plantas requieren demasiados cuidados
en tanto se trasplantan y tardan de cuatro a seis años en llegar a su
etapa reproductiva (5), pero sí es muy utilizada en la investigación
científica (30).
La propagación por estacas de H. undatus utilizando soluciones
nutritivas con tres tipos de sustratos (arena, fibra de coco y lombricomposta),
no mostraron efecto sobre la longitud de las raíces, ni en su número,
pero sí en el número de brotes formados. El sustrato a base de
la fibra de coco, influyó en un incremento en el número de raíces
y de brotesH.
El crecimiento de las estacas de pitahaya está altamente influenciado
por la disponibilidad de agua y la intensidad lumínica; así, el
efecto del sombrío en épocas lluviosas y secas, para H. undatus
provoca mayor elongación con intensidades lumínicas intermedias
(36 y 48 % flujo de fotones fotosintéticos); con más agua en el
suelo, la tasa de elongación de los tallos también se incrementó
(32).
En la actualidad la propagación in vitro de algunas especies
de pitahayas como H. purpusii, que se encuentra en peligro de extinción,
ha tenido éxito de hasta el 90 % de germinación (33); convirtiéndose
este método de propagación en una alternativa para asegurar la
existencia de algunas especies de pitahaya en riesgo de desaparecer.
MADURACIÓN Y COSECHA
Durante el crecimiento
del fruto de la especie Hylocereus undatus, la maduración se
presenta entre los 25 y 31 días después de la apertura floral,
indicado por una transición en el color de la cáscara que va de
un verde claro, con partes de color rojo incipiente, a un rojo-púrpura,
reduciéndose progresivamente la firmeza del fruto; al mismo tiempo, aumentan
los grados de Brix y los azúcares reductores. Por otro lado el ácido
málico y el ascórbico disminuyen con la maduración. Todos
estos factores contribuyen a que las propiedades organolépticas del fruto
de pitahaya tengan mayor aceptación a los 29-31 días de maduración,
en general, para los diferentes mercados (34).
Estudios realizados en Israel (35) y Vietnam (36) mostraron que la cosecha del
fruto de Hylocereus undatus se efectúa cuando estos adquieren
el color rojo entre los 28 y 30 días después de antesis. Resultados
similares se lograron en un estudio sensorial, donde los frutos más aceptados
se cosecharon entre los 25 y 31 días después de la antesis (34).
En California, EEUU., la maduración de las pitahayas ocurre entre 40
y 45 días después de la floración, tiempo en que los frutos
alcanzaron el nivel máximo de sólidos solubles totales (13 a 16
oBrix) (37). En general, se señala que el desarrollo del color
de los frutos se relaciona con su contenido de sólidos solubles totales.
En cuanto al color rojo del fruto de Hylocereus, este se debe a las betalainas
(38). Por otra parte, existe una correlación significativa negativa entre
valores de oHue (ángulo de matiz) (39) y el contenido total
de betacianinas de cáscara y fruto de H. polyrhizus, las cuales
brindan tonalidades rojas y se forman por condensación de una estructura
ciclo-DOPA (dihidroxifenilalanina) con el ácido betalámico, con
un drástico incremento de 90 y 65 %, respectivamente, entre los 25 y
los 30 días después de la antesis (40), mientras que se requieren
valores menores o iguales a 30 oHue para que las pitahayas se comercialicen
(36).
La relación entre algunos síntomas de deterioro y la actividad
de enzimas vinculadas, tanto con el pardeamiento (color pardo del fruto relacionado
con la acción de la polifenoloxidasa), como con el sistema antioxidante
en frutos de pitahaya, muestra relación directa con la actividad de POD
(actividad de peroxidasa) y PFO (actividad de polifenoloxidasa). La máxima
actividad de CAT (actividad de catalasa) observada en el climaterio responde
al balance adecuado con la alta producción de H2O2 esperada en ese momento
(41).
POSCOSECHA
El color de la
cáscara es variable durante el almacenamiento y entre los estados de
madurez (inicial, media y completa), presentándose valores de ángulo
de matiz que disminuyen gradualmente desde los colores rojo-naranja, rojo y
rojo morado (41).
Los frutos de pitahaya cosechados en madurez media y completa, mantienen mejores
características del color de la cáscara y en el nivel de sólidos
solubles totales durante 12 días de almacenamiento (20 ± 2 oC),
que los frutos cosechados en madurez inicial. Sin embargo, la rápida
disminución de la acidez afecta su calidad. Por otra parte, los frutos
cosechados en madurez inicial conservan los mayores niveles de firmeza, acidez
y vitamina C y mejor relación oBrix/acidez, hasta el día
10 de almacenamiento (39).
Los frutos cosechados con un 70-100 % de color, se pueden mantener a temperatura
ambiente, entre seis a ocho días de vida útil con los parámetros
de calidad requeridos (AT, 0,24 %; menor o igual a 30 oHue; relación
Brix/AT, menor de 40, pérdida de peso menor de 5 %) y entre 10 y 12 días
en condiciones con aire acondicionado a 20 + -2 oC. La permanencia
superior, aún bajo estas condiciones se deteriora la calidad interna
del fruto, afectando su consistencia, producto del ablandamiento de la pulpa
de pitahaya que se relaciona con un incremento en la actividad de la enzima
pectinmetilesterasa durante la maduración y a la disolución de
la lámina media de sus tejidos, aunque su apariencia externa se mantiene
(42) y su aceptación para el mercado en general.
En cuanto a la firmeza, acidez titulable (AT), sólidos solubles totales
(SST) y vitamina C, se informan disminuciones durante el almacenamiento. La
firmeza se mantuvo más alta en frutos de madurez inicial. La AT disminuyó
alrededor de 80 % en los frutos de los tres estados de madurez, pero fue más
alta en los cosechados con madurez inicial. Los SST tuvieron un descenso significativo
(P = 0,05) con valores oBrix más altos en frutos con madurez
media y completa que en madurez inicial (39). Se ha encontrado una estrecha
relación entre el desarrollo de color y el incremento de SST, donde frutos
con 20 días de desarrollo registraron 4,6 oBrix mientras que
con 31 días alcanzaron 12,6 oBrix (34).
El contenido de vitamina C se relaciona con la calidad de los frutos y disminuye
durante el almacenamiento de las pitahayas. Es mayor en los frutos cosechados
en madurez inicial, y existen diferencias entre los frutos cosechados con madurez
media y completa. Se registran descensos de vitamina C durante la maduración
del fruto de H. undatus; cuando se cosecha 20 días después
de la floración, con valores de 14,7 mg 100 g-1 y a los 31 días
de 9,6 mg 100 g-1 (24).
La viabilidad y el potencial de almacenamiento dependen también de la
variación en la tolerancia de las semillas a la desecación, la
cual puede ser atribuida a características intrínsecas de la planta
y las condiciones ambientales (43). Contenidos de humedad entre 6 y 15 % permiten
prever el potencial de las semillas para someterlas a pruebas de desecación
con fines de almacenamiento (34).
El proceso de conservación mínimo del fruto de pitahaya (Hylocereus
undatus), recubierto con película plástica de polipropileno
y almacenado a 4 oC, mantiene su calidad y la aceptación de
las rebanadas hasta 28 días (44). Es importante mencionar que también
los tallos inmaduros se utilizan para consumo humano (45).
Durante el manejo poscosecha de los frutos de pitahaya almacenados a 20 oC
existe una pérdida de peso y una variación en el color, además
disminuye el porcentaje de AT; también en dichas condiciones la vida
pos cosecha es de seis a ocho días en frutos de madurez media y completa
y hasta 10 días en frutos cosechados en fase de madurez inicial (39).
Algunas características (pérdida de peso, acidez titulable, antocianinas
en la cáscara, color externo de la cáscara del fruto y la respiración)
de la calidad de frutas de pitahaya (H. undatus) pueden ser afectadas
por la composición de la atmósfera (AC) (5-5: 5 % O2+ 5 % CO2+
90 % N2, 5-10: 5 % O2+ 85 % CO2+ 90 % N2), el tiempo de frigoconservación
a 4 oC y el tiempo de exposición a la temperatura ambiente.
En el caso de la AC la pérdida de peso se reduce y la AT, así
como el color externo de la cáscara no se afectaron bajo estas condiciones
(46). En general, se concluye que los niveles de AC, en dependencia del tiempo
de almacenamiento influyen en la frigoconservación de las pitahayas cuando
son transferidas a temperatura ambiente, en comparación con pitahayas
con y sin temperatura (26 ± 2 ºC) (46).
VALOR NUTRICIONAL
Las especies de
pitahaya (Hylocereus spp.) poseen cualidades nutrimentales. En la especie
H. undatus, se han encontrado contenidos de proteína cruda de
14,84 g, 21,50 g de fibra cruda y 39,94 g de minerales esenciales (47).
Los tallos inmaduros de pitahaya (Hylocereus undatus) que son de consistencia
suave, se utilizan en la gastronomía mexicana, pero hay poca información
sobre su contenido nutrimental. En un estudio de la composición de los
tallos tiernos de pitahaya, recolectados en una plantación experimental
ubicada en Tepoztlán, Estado de Morelos, México, se muestran contenidos
de proteína cruda de 11,8 a 24,49 g y de fibra cruda de 7,86 a 14,79
g, con menores contenidos de cenizas (10,80 a 14,90 g) y extracto etéreo
(0,64 a 1,46 g), obtenidos mediante un análisis proximal y expresados
en base seca (g 100 g de materia seca). En cuanto a minerales, H. undatus
tiene importantes contenidos de K (4,82 mg kg-1) y Zn (34,02 mg kg-1) (48).
POTENCIAL INDUSTRIAL
La pitahaya tiene
gran potencial industrial debido a su alto contenido de betalaínas, pigmentos
que poseen propiedades antioxidantes y son considerados como una alternativa
al uso de colorantes artificiales en alimentos. Estas ventajas para la agroindustria
ha incrementado el interés internacional por este cultivo, tanto para
la comercialización como para la búsqueda de alternativas de procesamiento
(49). La especie roja es valorada por la producción de betalaínas,
por lo que la extracción y aprovechamiento de la misma ha sido objeto
de amplios estudios (50).
En los últimos años han proliferado los estudios sobre las betalaínas
y sus propiedades en varias especies de los géneros Opuntia (17, 51)
e Hylocereus (50), además de dar coloración a los frutos y poseer
actividad antioxidante, las betalaínas son reconocidas por otras importantes
actividades biológicas, tales como la inducción de la quinona
reductasa, potente enzima de detoxificación en la quimio prevención
del cáncer (52) y su actividad antiproliferativa de células del
melanoma maligno (53).
El contenido de betalaínas es diferente en los grupos de especies, en
dependencia del color del fruto. Dado que las betalaínas se encontraron
en mayor proporción que los fenoles, se considera como los compuestos
que más contribuyen a la actividad antioxidante observada (53).
Además, su elevado contenido de sólidos solubles (hasta 18 oBrix),
le confiere gran potencial comercial y agroindustrial. En todas las pitahayas
se puede procesar la pulpa (congelamiento, concentración, deshidratación,
fermentación, procesamiento térmico y preservación química),
así como extraer los colorantes y pectinas contenidos en la cáscara
o en la pulpa, para lo cual se cuenta con tecnología a escalas casera,
artesanal o industrial (1); también es empleada en la producción
de jugos, sorbetes, gelatina, helados, yogurt, mermelada, almíbar, dulces
y pasteles (5).
La posibilidad de adelantar, bajo riego, hasta un 83 % la floración e
incrementar el número de flores con respecto a las que se desarrollan
en condiciones de secano, favorece el mejor rendimiento y mejoran sus potencialidades
para la industria al incrementar la producciónI.
PERSPECTIVAS DEL CULTIVO DE LA PITAHAYA
Como alternativa
para la agricultura, en regiones con escasez de recursos hídricos, el
cultivo de pitahaya se convierte en una actividad de importancia, tanto económica
como social, para las comunidades rurales en México y en varios países
de América, ya que es una planta resistente a diferentes condiciones
climáticas limitantes y su requerimiento de manejo es mínimo.
Otra ventaja de este cultivo para la región, es que la fruta alcanza
un buen precio en mercados locales, regionales, nacionales e internacionales
por ser un fruto exótico (27). Además puede desarrollarse a corto
y mediano plazo, tanto en huertas familiares como en cultivos comerciales (27).
En los últimos años se ha incrementado el interés en cultivar
pitahaya de manera comercial en diferentes partes del mundo. Los principales
países productores son Nicaragua, Colombia, México, Guatemala
e Israel, donde se desarrollan investigaciones para su mejoramiento genético.
Al igual que en otros cultivos, la estacionalidad de la producción disminuye
significativamente el precio de la fruta, por consiguiente se utilizan técnicas
que consisten en el uso de riego y fertilizantes nitrogenados aplicados después
de la cosecha para incrementarla (1).
Sin embargo, las perspectivas del mercado internacional exigen de investigaciones
que conduzcan a elevar la calidad de la fruta y sobre todo, a la oferta de genotipos
elite para siembra y manejo en la cadena productiva y para agregación
de valor (transformación) (54).
El uso de prácticas agroecológicas para el desarrollo óptimo
del cultivo es una de las tendencias que debe promoverse. En este sentido, las
investigaciones futuras deben enfocarse en mejorar las prácticas culturales,
logrando una mayor compatibilidad de estas con el ambiente, así como
la búsqueda del tiempo óptimo para la cosecha, de modo que favorezca
la obtención de un producto con mejores propiedades organolépticas.
La identificación de especies del género Hylocereus, que puedan
establecerse en asociación con cultivos comerciales y que desarrollen
periodos de fructificación diferentes, favorecerá una mayor producción
a lo largo del ciclo vegetativo de estas plantas. Otra línea de investigación
que debe potenciarse junto a los estudios fisiológicos, estructurales,
anatómicos, agronómicos y otros.
El establecimiento de plantaciones comerciales de pitahaya, no solo en las regiones
de domesticación, sino también en los diferentes estados de México
con potencial para producir la fruta, pero donde no se cuenta con la experiencia
tradicional en su manejo, requerirá apoyarse en los resultados de las
investigaciones especializadas del cultivo y desarrollar la experiencia necesaria.
Notas al pie
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Recibido: 10 de
junio de 2014
Aceptado: 5 de enero de 2015
Dr.C. Francisco Guevara Hernández, Profesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas, Villaflores, Chiapas, México. Email: francisco.guevara@unach.mx