México comprende una extensión territorial de 198 millones de hectáreas de las cuales solo el 15 % se destina al sector agrícola 1, en el cual se desarrolla una alta diversidad de cultivos y métodos de hacer agricultura 2.
El espacio agrícola mexicano se ha diversificado no solo por la gran variedad de climas y suelos, así como la diversidad de formas paisajísticas y culturas disímiles, sino también por el incremento de la población, que ya asciende a unos 130 millones de personas 1. La producción agrícola de México es destinada para la alimentación de las personas en las grandes ciudades del país, mientras que algunos productos hortícolas y frutales, suplen parte del mercado internacional, principalmente el norteamericano y de otras partes del mundo, los cuales deciden el tipo y la calidad de los productos que desean adquirir 3.
Sin embargo, la producción de alimentos ha sido desarrollada en los últimos 50 años bajo los principios de la agricultura de altos insumos, donde los costos de producción se incrementan notablemente, con daños apreciables al recurso natural suelo y otros recursos del medio, al hacerse uso desmedido de agroquímicos diversos, mientras la población consume un producto de calidad interna dudosa 4. Esas razones aconsejan evaluar alternativas agroecológicas más armónicas con el medioambiente y adicionalmente, intentar disminuir los costos de producción a favor de la economía del productor.
El éxito relativo de la producción agraria de México en años precedentes, ha dependido de la aplicación de la tecnología moderna, en campos extensos y fértiles que son posibilidades de un pequeño porcentaje de los productores del territorio nacional, ya que el dinero o financiamiento necesario para conducir la agricultura de altos insumos a través de semillas mejoradas, fertilizantes, riego, maquinaria y mano de obra, no está al acceso de los pequeños productores, que son además, la mayoría 5.
Otro aspecto a considerar son los cultivos tradicionales de la cultura campesina mexicana como el cafeto (Coffea arabica L.), el cacao (Theobroma cacao L.), el plátano (Musa poradisiaca L.) y el mango (Mangifera indica L.) entre otros, son marginados transitoriamente por los bajos precios asumidos en el mercado nacional e internacional 6; mientras el maíz (Zea mays L.) que se produce en México, el cual es el cultivo insigne y principal en la dieta diaria de los mexicanos, ha sido sustituido del mercado nacional por el maíz importado de Norteamérica, consecuencia de convenios emanados de políticas gubernamentales 7.
Un número importante de cultivos nuevos forman parte de los programas y planes productivos dentro de la agricultura de México 8; entre ellos la palma africana (Elaeis guineensis Jacq.) en el Estado de Chiapas, es el cultivo con mayor superficie establecida dada las condiciones climáticas de la región, para este cultivo, la atención y apoyo recibido a escala gubernamental para su desarrollo.
El cultivo de rambután, se ha incorporado paulatinamente en la diversidad de los agroecosistemas de Chiapas con variedades locales productivas (Figura 1), fundamentalmente por iniciativa de los agricultores, con resultados que visualizaron buenas perspectivas, tanto para el comercio nacional como el internacional 9.
En Chiapas México, el SIAP reporta un número cercano a las mil hectáreas establecidas 10 (Figura 2A), aun cuando no se ha logrado establecer un número cercano a la realidad de la superficie establecida en México. Otros autores mencionan que se cuenta con una superficie de alrededor dos mil hectáreas 11; así mismo, el presidente de la Asociación Agrícola de Productores de Rambután 12, menciona que hay aproximadamente 2 500 ha en producción y otras 1 000 en etapas de crecimiento. Este crecimiento ha ido en ascenso desde el año 2007, con un rendimiento promedio equivalente a 10 t ha-1, observándose en la Figura 2B, con fluctuaciones anuales, según las condiciones climáticas predominantes fundamentalmente durante el período reproductivo y un precio equivalente a 12,5 miles de pesos mexicanos por tonelada en el mercado interno. Tal comportamiento muestra que el rambután constituye una opción productiva de gran provecho para los agricultores de fruta fresca. Los precios de rambután hasta el año 2016 (Figura 2C) en el mercado informal local fluctuaron entre 12 y 15 mil pesos mexicanos por tonelada de frutos frescos, equivalentes a 1000 dólares la tonelada, cifra que se ha incrementado en 2017, debido a condiciones climáticas adversas al cultivo, ocasionadas por lluvias inoportunas, que han provocado la caída de flores y frutos, por lo tanto, menores volúmenes de producción 9.
La agroecología se encarga del estudio de los agroecosistemas, la interrelación entre factores bióticos y abióticos existentes en un lugar dado 13.
El agroecosistema, que es la base donde se aplica la agroecología como ciencia y en el cual se intercambia materia y energía, Cuenta potencialmente con una alta diversidad de organismos vivientes de utilidad a los agroecosistemas. Estos son bien manejados por el hombre, por cuanto repercuten en un mejor equilibrio ecológico, a favor de la conservación del ambiente 14.
Por tanto, la agroecología como ciencia aplicada, va más allá de las prácticas agrícolas alternativas; se trata de desarrollar agroecosistemas con una mínima dependencia de insumos y energía exterior, productiva y diversificada, sin provocar daños irreparables al agroecosistema 15. Así mismo, incorpora ideas sobre un enfoque de la agricultura más ligado al medio ambiente y más sensible socialmente; centrado no solo en la producción sino también en la sostenibilidad ecológica del sistema de producción 16. Esta ciencia se encuentra aportando las bases científicas, metodológicas y técnicas para una nueva revolución agraria a escala mundial 16-18.
La agroecología como ciencia, según otro autor, integra el conocimiento tradicional y los avances de la ecología y de la agronomía, brindando herramientas para diseñar sistemas que, basados en las interacciones de la biodiversidad 19, funcionan por sí mismos y favorecen su propia fertilidad, regulación de plagas, sanidad y productividad, sin requerir paquetes tecnológicos.
Los principios básicos de la agroecología incluyen: el reciclaje de nutrientes y energía, la sustitución de insumos externos; el mejoramiento de la materia orgánica y la actividad biológica del suelo; la diversificación de las especies de plantas y los recursos genéticos de los agroecosistemas en tiempo y espacio; la integración de los cultivos con la ganadería y la optimización de las interacciones y la productividad del sistema agrícola en su totalidad, en lugar de los rendimientos aislados de las distintas especies 20. Los principios de la agroecología pueden aplicarse a toda actividad, ya sea a pequeña o a gran escala 21.
La sustentabilidad y la resiliencia se logran por medio de la diversidad y la complejidad de los sistemas agrícolas a través de policultivos, rotaciones, sistemas agroforestales, uso de semillas nativas y de razas locales de ganado, control natural de plagas, uso de composta y abono verde y un aumento de la materia orgánica del suelo, lo que contribuye a mejorar la actividad biológica y la capacidad de retención de agua 22.
Los policultivos, cultivos mixtos o cultivos asociados son sistemas de cultivos múltiples, donde dos o más cultivos crecen juntos en la misma superficie de tierra durante parte o todo su ciclo 17.
Las asociaciones de cultivos están caracterizadas por la competencia interespecífica, cuyo principio ecológico plantea la imposibilidad de que dos especies puedan crecer simultáneamente en el mismo espacio agrícola sin competencia; sin embargo, determinadas plantas facilitan condiciones para que otras puedan crecer en el espacio agrícola, sin afectar al cultivo principal y lograr una producción adicional, pero la facilitación depende del tiempo que proporciona el cultivo principal para ocupar su espacio 23.
Para conducir un policultivo, es vital conocer la fitotecnia de los cultivos incluidos en el sistema, sus ciclos productivos, la arquitectura de las diferentes especies, la incompatibilidad nutricional por plagas, así como posibles efectos alelopáticos.
Para evaluar la eficiencia económica de los policultivos se han creado varios índices matemáticos (IET, ATER, AHER entre otros), siendo el más utilizado, en Cuba, el Índice Equivalente del uso de la Tierra (IET).
Diferentes autores, han señalado las ventajas de la asociación comparado con el monocultivo 23-27; sin embargo, en la literatura internacional aparecen resultados de asociaciones supuestamente eficientes económicamente que, en realidad, no lo son, dado que los cultivos principales no han estado sembrados o plantados a sus densidades óptimas; por otra parte, para evaluar la eficiencia de los policultivos, desde el punto de vista económico, actualmente el IET resulta insuficiente, si no se analizan otros indicadores como la eficiencia energética (Mj/ha) e indicadores alimenticios como son las producciones en proteínas, los hidratos de carbono y las grasas y vitaminas; así como, la producción de biomasa y su calidad, entre otros, aspectos que resultan vitales para evaluar la rentabilidad del sistema 28.
Un cultivo de cobertura es definido como una cubierta vegetal que protege el suelo y que es temporal o permanente y que está asociado con otros cultivos o plantas 29,30. Estas coberturas pueden ser vivas o muertas, lo que brinda la posibilidad, para el último caso, de su traslado desde un lugar a otro.
El uso de los cultivos de cobertura es una técnica agroecológica versátil y adaptable, que puede sustituir a los insumos externos, tales como herbicidas y fertilizantes 31. Son importantes en las regiones tropicales con lluvias fuertes, pues mejoran la absorción del agua 17. De igual forma son eficientes en la conservación del suelo por cuanto reducen: el impacto de las gotas de agua al caer; la escorrentía; la lixiviación de nutrientes y la erosión del suelo. Controlan la presencia de arvenses y disminuyen la diseminación de numerosos patógenos 32,33. Las temperaturas de suelo pueden disminuir por el efecto de las coberturas 22, las plagas de insectos son menos abundantes en policultivos que en monocultivos debido al aumento de parasitoides y depredadores como controles naturales de las poblaciones de plagas de insectos 33.
Los cultivos de cobertura son cultivos que se siembran con el objetivo de mejorar la fertilidad del suelo y la calidad del agua, controlar arvenses y plagas e incrementar la biodiversidad en sistemas de producción agroecológicos 34. De este modo, los sistemas ecológicos son gestionados para lograr producir alimentos, piensos o fibras. Los cultivos de cobertura son de interés en la agricultura sostenible, pues muchos de ellos promueven la sostenibilidad y también, indirectamente, mejoran la calidad de los ecosistemas naturales vecinos 35.
La cobertura vegetal muerta depende del establecimiento de las coberturas vivas ya que estas son empleadas para cubrir el campo después que finalizan su ciclo vegetativo 36. Por lo general se emplean herramientas mecánicas para cortar las plantas de cobertura y otros implementos que permitan distribuir estas en el suelo. Los cultivos de cobertura convertidos en cobertura muerta, tienen la particularidad de interactuar con los microorganismos, retener la humedad y disminuir las arvenses. Según investigaciones 37, el tamo de arroz en la hilera del cultivo de plátano de fomento retiene la humedad de los primeros 10 cm en aumento al testigo sin arrope, 10 días después de un riego a la capacidad de campo para un suelo Ferralítico amarillento.
La utilización de cultivos de coberturas en cultivos perennes constituye una práctica muy antigua en la agricultura. Su empleo hasta los años 50 del siglo XX, antes de la introducción de los agroquímicos, estaba muy difundido en los sistemas de producción agrícola. El uso de cultivos de coberturas en sistemas perennes está mucho más reconocido, que su uso en los cultivos anuales. Se ha considerado el uso de cultivos de cobertura en plantaciones de coco, goma y sisal, en los cuales proporcionan un método de control de arvenses que ahorra mano de obra, reducen la erosión del suelo y proveen nutrientes al suelo.
Otros autores hacen recomendaciones del manejo de las coberturas en el cultivo de rambután 38; así mismo, en otras investigaciones, mencionan que las hojas maduras desprendidas forman una capa vegetal que sirve de cobertura e impide el desarrollo de arvense 39, conjuntamente reduce la posibilidad de la erosión del terreno, con incorporación de esa capa vegetal como materia orgánica. Sin embargo, no presentan datos específicos y resultados que demuestren los beneficios de las coberturas en el cultivo de rambután.
Investigadores evaluaron diferentes tipos de control de arvenses 40, presentando el uso de coberturas como métodos de manejo de arvenses en el cultivo de rambután, encontrando que en el periodo junio-diciembre donde se presenta la mayor cantidad de lluvias en la región Soconusco Chiapas, el mejor tratamiento fue el control químico, comparándolo con los tratamientos en estudio se reducen los gastos económicos hasta un 80 %. En cuanto que en el control con cobertura muerta, se observó una mayor diversidad de arvenses, pero con un número reducido de individuos por metro cuadrado. En el 2012 se reportó que las coberturas a mayor tiempo de evaluación son eficientes para el manejo agroecológico de las arvenses 41, disminuyendo el uso de agroquímicos.
Los cultivos de cobertura con leguminosa pueden disminuir la aplicación de algunos insumos externos tales como fertilizantes 42, a través del aporte y reciclaje de nutriente 32, incorporando el nitrógeno atmosférico y la fijación simbiótica. Se estima que la transferencia de nitrógeno ocurre, principalmente, a través de la descomposición de sus residuos, donde el 40 % del N contenido en las plantas de una cubierta vegetal puede llegar a estar disponible en el suelo el primer año, mientras que el 60 % restante se encontrará disponible si la cubierta vegetal es incorporada como abono verde 35.
En otros estudios, evaluaron el aporte de nutrientes al suelo provenientes de dos variedades de Mucuna, Mucuna pruriens y Mucuna sp., en un suelo transitorio entre bosque (Rhodic Ferrasol) y sabana (Haplic Acrisol), de Ghana África 43. En este estudio, se obtuvo una fijación de Nitrógeno por parte de la Mucuna pruriens de 107,7 kg N ha-1, de los cuáles el 57,8 % provinieron de la atmósfera. Por otra parte, la Mucuna sp. aportó 46,1 kg N ha-1, de los cuáles el 22,6 % fue fijado de la atmósfera, destacando la mayor eficiencia en la fijación de Nitrógeno, la variedad Mucuna pruriens.
Las coberturas vivas de leguminosas representan una alternativa viable para el mejoramiento de las propiedades físicas de los suelos, incrementando los contenidos de humedad 44, el volumen específico total de poros, el coeficiente de estructura, así como el porcentaje de agregados estables al agua en el suelo, donde se establece la cobertura 27.
El uso de cobertura contribuye al mejoramiento de las propiedades físicas y químicas del suelo y a una mayor diversidad biológica 45; del mismo modo, señalan que los cultivos de cobertura aumentan el contenido de materia orgánica del suelo 46, provocando un aumento de la población de microorganismos y gusanos de tierra, que contribuyen a reciclar los nutrientes y mejorar la estructura del suelo.
La diversidad biológica contempla a las comunidades de organismos del suelo que están divididas en tres grandes gremios: bacterias, hongos y diferentes grupos de la fauna, en los que se encuentra la mesofauna, interviniendo directamente en los procesos de fragmentación y redistribución de los residuos orgánicos, lo que facilita la descomposición de la materia orgánica y la disponibilidad de nutrientes en la zona radicular, así como la aceleración del reciclaje de nutrientes y la mineralización del fósforo 45.
La temperatura del suelo influye en los procesos físicos, químicos y biológicos que en él ocurren y varía considerablemente con el tipo de planta. La humedad del suelo desempeña, de igual manera, un importante papel en la determinación de la cantidad de calor utilizado en el proceso de evaporación del agua existente en él 47.
Las temperaturas del suelo son influidas por sus coberturas naturales y especialmente por residuos orgánicos u otros tipos de coberturas protectoras, aplicadas en su superficie. En períodos de calor mantienen la superficie del suelo más fresca que en los casos en que no existe cobertura. En contraste, en los períodos fríos, funcionan como moderadores de las rápidas caídas de la temperatura 48.
El uso de coberturas vegetales en la producción de cultivos, influye en la conservación de la humedad del suelo. La cantidad de agua que posee el suelo es una de sus características más específicas y está determinada, fundamentalmente, por varios factores, entre ellos: su textura, su contenido de materia orgánica, la composición de sus fracciones mineral y orgánica y el arreglo que presenta el medio físico edáfico frente a las lluvias o por el riego artificial y el consumo causado por la evapotranspiración 49.
Existe abundante literatura agroecológica que describe cómo la diversificación de agroecosistemas conlleva a una regulación de plagas al propiciar hábitats y recursos a una fauna benéfica compleja 13,22.
Todos los organismos presentes en el suelo respiran y la gran mayoría de los organismos aerobios, liberan CO2 en el proceso. El total de CO2 liberado incluye la respiración por toda la flora y fauna del suelo y las raíces; por tanto, la cantidad de CO2 liberada es un indicador de la actividad biológica (aerobia) en el suelo 16,50.
Una alta tasa de respiración indica un nivel elevado de actividad biológica y puede señalar la descomposición rápida de la materia orgánica y la liberación de nutrientes. Un método indirecto de estimación de la actividad biológica del suelo, es la respirometría, que consiste en la cantidad de CO2 desprendido del suelo por unidad de área o por unidad de masa, en un tiempo determinado. La presencia de Mucuna pruriens, modificó la estructura, composición y diversidad de la biota del suelo y estimuló el desarrollo de organismos que pueden promover la estructuración del suelo y hacer más disponibles los nutrientes 43.
El análisis realizado acerca del uso de las coberturas sobre las principales propiedades del suelo indica que resultan muy beneficiosas para la sostenibilidad del sistema productivo, sobre todo en cultivos perennes como los frutales o forestales y los que como el plátano (Musa spp) pueden perdurar por varios años tras varias cosechas 51.
Sus beneficios no son sólo económicos (menos gastos en insumos, aumento de la producción y disminución de labores culturales), sino también medioambientales, al incrementar la diversidad biótica con regulación de las arvenses, sin utilizar medios que pueden afectar la calidad de los recursos naturales, como los productos químicos, a la vez que podrían, además, contaminar los acuíferos y los cultivos alimenticios 52.
Desde el punto de vista sociocultural, se logra instruir a los actores en la conservación de la biomasa como parte de la riqueza del agroecosistema, cuya descomposición beneficia a los cultivos sucesores. De hecho, enseña a comprender que el uso del fuego para su destrucción constituye una opción inadecuada desde la perspectiva agroecológica.
Por tanto, las coberturas vivas y muertas, constituyen alternativas de manejo agroecológico de grandes posibilidades de utilización, sobre todo en los cultivos perennes, siempre que se conozca la inexistencia de efectos alelopáticos negativos entre las plantas receptoras y las donantes.
Para los actores locales de Comaltitlán donde se llevó a cabo el diagnóstico, los resultados de las encuestas fueron sustentadas en la metodología propuesta por García 53, utilizada por Vaz Pereira 54 y ajustada a las condiciones de Chiapas México, se logró visualizar que sólo dos agricultores lo cultivan en esta localidad, los que, además, argumentaron carecer de los conocimientos técnicos necesarios para establecer plantaciones comerciales, con perspectivas superiores a las que actualmente poseen. Por esas razones, se percibe la posibilidad de capacitar y contribuir al logro de nuevas plantaciones sobre bases agroecológicas.
La tendencia al incremento en superficies ocupadas por este cultivo, ocurrió hasta el año 2012. Los indicadores de producción, rendimientos y precios hasta 2016 han sido positivos. Sin embargo, los costos de producción cuando se utilizan los principios de la agricultura de altos insumos, pueden alcanzar desde el establecimiento en campo hasta la primera cosecha un gasto total de alrededor de 8 mil dólares ha-1. Adicionalmente, el productor incrementa sus gastos con el uso de agroquímicos diversos y la población consume un producto probablemente contaminado.
Esas razones aconsejan evaluar alternativas agroecológicas más armónicas con el medioambiente y adicionalmente, disminuyan los costos de producción, a favor de la economía del agricultor.
El intercalamiento de cultivos de ciclo corto puede ser una alternativa eficiente para disminuir los costos del establecimiento de este cultivo. Resultados preliminares indican que la siembra de cultivos de ciclo corto durante los tres primeros años y a razón de dos cultivos por año pueden disminuir hasta un 20 % los gastos totales, solo por la utilización de esta alternativa 55.
En la región Soconusco de Chiapas, México, el rambután es un cultivo frutícola de importancia económica significativa, que surge como una alternativa de reconversión y diversificación productiva más rentable y atractiva, sobre los cultivos tradicionales de cacao y café 56. Para un amplio sector de la población rural, éste cultivo es desconocido, por lo que en parte, limita su extensión entre los productores 57; sin embargo, los resultados del diagnóstico realizado en 2011, por el autor de este trabajo, mostró los siguientes resultados.
En Comaltitlán este cultivo sólo representa el 0,003 % del total de la superficie cultivable, con tres hectáreas establecidas en producción. Según indican los dos únicos agricultores existentes en la zona, este cultivo ha sido una innovación en sus fincas, puesto que es una fruta muy atractiva por su sabor y sus propiedades organolépticas.
Los resultados del análisis socioeconómico y medioambiental de los indicadores con sus variables también asumen un valor de Índice de aceptación del cultivo (Figura 3), sobre la base de considerar un valor para cada indicador en correspondencia con la información obtenida de los informes, entrevistas a decisores, actores y facilitadores. El valor cualitativo se evaluó a través de una escala ponderada de valores de 0-10 según investigaciones 28.
A pesar de existir condiciones objetivas claras de aceptación del cultivo, el desconocimiento de las técnicas agronómicas es el indicador limitante de la sostenibilidad (dimensión económica, ecológica y sociocultural) razón que aconseja su fortalecimiento.
En la actualidad la producción se destina al mercado local. Las ventas del 70 % del total se hacen desde la propia vivienda del productor al consumidor, a razón de 15 pesos por kilogramo de frutos en toda la temporada de cosecha. El 30 % de la producción se comercializa a través del mercado mayorista (revendedores) a un precio de 10 pesos el kilogramo. La cosecha se realiza manualmente, dado que la madurez fisiológica en las primeras cosechas no se produce de forma homogénea, por lo que posibilita realizar cosechas cada dos o tres días.
Después de tres años de estar cosechando el rambután, los actores califican a este cultivo de muy bondadoso y que contribuye significativamente en los ingresos económicos de sus hogares. No existe ninguna limitante legal que impida la comercialización internacional, salvo las que emanan los compradores internacionales, los cuales exigen los estándares establecidos por el Codex Norm for Rambutan 246-2005 que indica: (i) color rojo uniforme (ii) libre de lesiones (iii) peso de frutos mayor a 30 g y (iv) sólidos solubles totales de 16 a 18 % 58.
Según la encuesta (Tabla 1), los productores de rambután de la región Soconusco, poseen en promedio más de 50 años de edad y más de 10 en el cultivo como actividad principal, al representar el 60 % de su economía. Más del 70 % de ellos, dedican todas sus energías a este cultivo, que representa el 90 % de la superficie total, las que en promedio alcanzaron 10 ha por productor.
La importancia de este cultivo se puede apreciar en que, a pesar de lo expuesto, alcanzan rendimientos que sobrepasan las 11 t ha-1, de las cuales el 70 % es de primera calidad, aun cuando el 60 % de los productores desconocen el manejo adecuado del cultivo y el 80 % trabajan la agricultura con los conocimientos ancestrales.
Sólo un 25 % ha recibido capacitación; sin embargo, la capacitación es un concepto amplio, del cual se deduce, que es un proceso interactivo entre las personas a veces informal que genera conocimientos, favorables al productor en función de intereses personales que posean en el tema en cuestión. Ahí está presente la educación popular, que ha cobrado fuerza indiscutible en la actualidad 59.
La Figura 4 representa la tecnología de producción predominante en el cultivo, haciendo un análisis desde la mirada cuantitativa se percibe que las actividades de máxima prioridad para el productor lo constituyen siete labores de manejo. La nutrición de las plantas, el riego, el manejo de arvenses las podas y las actividades relacionadas con la cosecha, como las más significativas. El conocimiento técnico acerca de estas labores fitotécnicas resulta vital para el éxito productivo.
Sin embargo es la agroecología la ciencia encargada de promover las alternativas tecnológicas de mayor provecho para el productor, fundamentada en la utilización de las herramientas conducentes a la protección de las tres dimensiones de la sostenibilidad 19,60 y que, de ser retomadas por los actores, puede contribuir a mejorar el panorama incierto que recae sobre los actores más vulnerables a ser arrastrado a la agricultura de altos insumos. Se observa (Figura 4) que las actividades básicas la desarrollan a través de la tecnología de altos insumos; es decir, manejo de plagas, arvenses, nutrición y suministro de agua. Sin embargo, las podas y los criterios acerca de los momentos óptimos para realizar las cosechas se realizan siguiendo variables del conocimiento ancestral que parecen ser eficientes. Se aprecia que los aspectos que tienen que ver con la organización interna y su funcionamiento, resaltan como actividades deficientes.
Esta caracterización es reflejo manifiesto por igual, en todos los asentamientos rurales de la mayoría de los países de Latinoamérica 61 y que se repite en las condiciones de Huambo, Angola 54. La ausencia de hábitos hacia los registros de gastos y la falta de orientación dirigida a esos objetivos, es imprescindible para evaluar la sostenibilidad de los agroecosistemas 23.
A modo de resumen, acerca de los resultados de las encuestas, en general muestran que producir rambután en Comaltitlán es una oportunidad sin riesgos, que merece ser asumido como un rubro productivo - comercial.
El elevado incremento de las siembras de palma africana (Elaeis guineensis Jacq.) en los últimos 10 años, según investigaciones 62, ha limitado la producción de frutas, además de la disminución de los cultivos tradicionales como cafeto, cacao y mango que han perdido mercado por sus bajos precios, facilitando las condiciones para incrementar las superficies del cultivo de rambután, en aras de elevar el nivel de vida local, sin provocar afectaciones al equilibrio ecológico.
El cultivo de rambután es una fruta de exportación, principalmente a Japón, Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y Unión Europea 9. Sin embargo, los problemas principales para su implementación, ha sido el desconocimiento acerca de su manejo, el miedo a los riesgos de la producción y la falta de información sobre estándares de calidad.
Desde el punto de vista de las desventajas expresadas en amenaza y debilidades, para los productores de rambután parecen estar relacionados con los costos de producción. La dispersión de la llamada plaga del piojo harinoso y los efectos y consecuencias de cambio climático. Para el primero están las alternativas agroecológicas, como opción capaz de contrarrestar esa debilidad, para el segundo existen alternativas agroecológicas de manejo no contaminantes que habrá que estudiar para la sustitución de agroquímicos entre otras alternativas agrotécnicas como los policultivos, mientras que para la última desventaja (válida para cualquier cultivo) solo esperar el proceso de adaptación. El manejo del agua en el cultivo de rambután, puede ser una opción consecuente para la incorporación de resiliencia a los sistemas productivos, entre los cuales el movimiento productivo por el rambután debe estar incluido.
El rambután es un frutal, cuyo fruto fresco se consume cada vez en el país. Este cultivo aún no ha alcanzado una amplia distribución. Sin embargo, al igual que otros cultivos perennes (cacao, café, mango entre otros), este frutal constituye una de las alternativas reales para la transformación de diferentes agroecosistemas que se encuentran muy degradados, carecen de alternativas con perspectivas económicas y que cuentan con las condiciones edafoclimáticas para el desarrollo de este cultivo.
En México, en el estado de Chiapas y especialmente en la región del Soconusco, se han desarrollado zonas importantes para el cultivo del rambután. Se cultivan más de 2000 hectáreas con plantaciones frutícolas comerciales. La calidad de la fruta en el Soconusco ha sido aceptada en los mercados internacionales exportándose a Centro América, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Ese solo ejemplo muestra las potencialidades que posee México, si abraza este cultivo dentro de sus prioridades agrarias.
El rambután es una fruta exótica y atractiva para los mercados de los países fríos y de la misma manera para los mercados locales y regionales de los países tropicales. Este cultivo podrá ser una alternativa accesible y económica para cualquier país de Centroamérica y el Caribe 63, sobre todo para una diversificación de zonas frutícolas y acorde con sus exigencias agroecológicas de manera que se pueda lograr frutas de alta calidad externa e interna. Para adquirirlo será imprescindible la aplicación de métodos correctos de protección y manejo adecuados para su conservación en poscosecha 64; así como, aplicar medidas de protección durante el proceso de comercialización en cuanto al empaque, embalaje y almacenamiento hasta la venta.
Se debe incursionar y considerar prácticas agroecológicas como alternativas para fortalecer las acciones colectivas y mejorar la producción por este medio. Estas herramientas podrían formar parte de una base para desarrollar distintas investigaciones.
En las investigaciones con información cronológica, donde se incluye el estudio del estado agroecológico de las plantaciones, hace falta aplicar indicadores sobre sustentabilidad de los sistemas de producción, donde se podría identificar qué favoreció y qué perjudicó el proceso de adopción de esas prácticas productivas agroecológicas, además de la transformación social y cultural que la acción implica para el campo mexicano; por ende, la aproximación al por qué, para qué, cómo y al contexto de la acción colectiva que ofrece un diagnóstico amplio y holístico.
El cultivo de rambután, podrá ser una alternativa viable para la diversificación de áreas agrícolas con frutales, el cual representaría una alternativa viable para el bienestar económico y social de los pequeños productores y una eficiencia ecológica si se maneja con alternativas donde se disminuya el uso de agroquímicos, empleando prácticas que vaya más allá del convencionalismo, para una transformación ecológica de áreas agrícolas, como son el uso de coberturas vivas y muertas en sustitución de los herbicidas, el empleo de abonos orgánicos y la fertilización biológica, en lugar de los fertilizantes inorgánicos.